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 DIRECTORIO   Jueves, 21 de Marzo de 1996, número 194
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Rebeli�n en el abdomen
ISABEL PERANCHO

Elena es azafata a�rea y viaja con una palangana en el bolso. Sufre la
enfermedad de Crohn, un trastorno intestinal de inoportunos s�ntomas.

�Me paso
la vida buscando los lavabos de los aeropuertos y tengo miedo de no llegar a
tiempo�. Las diarreas incontinentes eran su mayor fuente de desvelo hasta que
otro enfermo le dio la soluci�n: una palangana. Trucos como �stos hacen la vida
m�s llevadera a los 50.000 espa�oles que padecen una enfermedad inflamatoria
intestinal (EII), que engloba dos patolog�as cr�nicas: la colitis ulcerosa, que
afecta a 35.000 personas y la enfermedad de Crohn, con 15.000 enfermos. Su
origen es un enigma, pero nuevos estudios sobre la implicaci�n de factores
gen�ticos e infecciosos han abierto nuevos frentes de lucha contra la lesiva
rebeli�n del sistema inmune que las caracteriza.


La teor�a m�s aceptada sobre el origen de la EII apunta a que se trata de
enfermedades autoinmunes, ya que se ha comprobado que el sistema �defensivo� de
estos pacientes est� alterado. �Es como si el ej�rcito de sustancias que nos
protegen frente a las infecciones y tumores diera un golpe de Estado. El mando
pierde el control y los soldados disparan tanto al enemigo como a los civiles
del propio bando, a los que no reconocen�.
El profesor Melchor Alvarez de Mon, catedr�tico de Patolog�a M�dica de la
Universidad de Alcal� de Henares, emplea este s�mil para explicar el descontrol
que se produce a nivel molecular y que �relata� c�mo se producen las lesiones
sobre la pared intestinal que caracterizan a ambas enfermedades.
Esta alteraci�n del sistema inmune se manifiesta de manera m�s llamativa con
lesiones en el colon, en los pacientes de colitis ulcerosa, y de forma
segmentaria en todo el tubo digestivo, desde la boca al ano, en los enfermos de
Crohn. Los s�ntomas que ocasiona este da�o sobre la mucosa intestinal dan la
cara peri�dicamente y van desde dolor abdominal similar a un c�lico, mareos y
anemia, comunes a ambos procesos, hasta expulsi�n de sangre a trav�s del recto
(rectorragia) en la colitis ulcerosa y diarreas persistentes con hasta 10
deposiciones al d�a, f�stulas y estrechamientos del tubo intestinal en el
Crohn. Pero estas alteraciones son sistem�ticas y pueden afectar tambi�n a
otros �rganos. De hecho, como se�ala el doctor Venancio Gonz�lez Lara, del
servicio de Aparato Digestivo del Hospital Gregorio Mara��n de Madrid, �es raro
el paciente que no presenta con el tiempo alguna afectaci�n extradigestiva�.
Las complicaciones m�s habituales son osteoarticulares, dermatol�gicas,
hepatobiliares, nutricionales, hematol�gicas y vasculares.
.
Hip�tesis
.
Hasta el momento son muchas las hip�tesis y pocos los hechos ciertos a la hora
de explicar por qu� se desencadena esta �tormenta� inmunol�gica. La existencia
de un sustrato gen�tico y la posible implicaci�n de factores infecciosos
bacterianos y v�ricos constituyen el gran pilar sobre el que se sustenta el
futuro m�s pr�ximo de la investigaci�n.
Recientemente, un grupo de investigadores del Instituto Curie de Par�s acaba de
identificar una zona del genoma humano donde, al parecer, se encuentra el
origen de la enfermedad de Crohn: el cromosoma 16.
Respecto al entorno infeccioso, Luis Abreu, jefe de Secci�n del Servicio de
Aparato Digestivo de la Cl�nica Puerta de Hierro de Madrid, no alberga casi
dudas sobre el protagonismo de alg�n germen en el �levantamiento� del
�ej�rcito� inmune.
�Todos los m�dicos hemos visto muchos casos que en el pasado se consideraron
EII, en los que, transcurrido un tiempo, los enfermos no ten�an ning�n nuevo
brote y esto podr�a sugerir que alg�n microorganismo era el causante de estos
cuadros�, afirma.
Y apunta m�s lejos: �Espero que alg�n d�a la EII pueda ser tratada como una
enfermedad infecciosa y se pueda curar�. Igual que el descubrimiento de la
bacteria �helicobacter pylori� hizo temblar los cimientos de las teor�as
existentes hasta la fecha sobre la g�nesis de la �lcera duodenal y construy�
las bases para la curaci�n de esta patolog�a, en el futuro cabr�a esperar la
aparici�n de un actor similar en la escena de la EII.
En Suecia, el metronidazol, un antibi�tico empleado para erradicar el
�heliocobacter pylori�, es la primera medida terap�utica en la enfermedad de
Crohn. �La eficacia es superior a otros f�rmacos cl�sicos, como la
salazopirina�, a�ade Abreu. Pero hasta ahora, nadie ha podido constatar que un
solo germen pueda causar una colitis ulcerosa o una enfermedad de Crohn.
Otra l�nea de estudio se centra en el papel desencadenante de posibles
contaminantes alimentarios. Se ha relacionado la existencia de
toxicoinfecciones alimentarias, como la salmonelosis, en la aparici�n de
brotes. Adem�s de estos factores medioambientales, otros end�genos del propio
organismo podr�an precipitar la aparici�n de la EII. Es lo que los expertos
denominan componente neuro-endocrino-psicol�gico, un caj�n de sastre en el que
caben anomal�as hormonales y alteraciones psicol�gicas que podr�an estar
�confundiendo� al sistema inmune.
La sospecha de que una teor�a unitaria no es v�lida para explicar el origen de
ambos procesos, puede venir a complicar a�n m�s el panorama. Los cl�nicos no
dejan de asombrarse de la heterogeneidad con que se expresan la colitis
ulcerosa y la enfermedad de Crohn. �Son enfermedades distintas que comparten
algunos mecanismos, pero, incluso dentro de ellas, llegaremos a identificar
distintos subgrupos�, dicen a coro Alvarez de Mon y Abreu.
El fen�meno de producci�n cient�fica en torno a la EII es relativamente nuevo.
Hace 20 a�os, estas enfermedades eran unas desconocidas para los m�dicos
espa�oles. Raro era el caso que llegaba a las consultas y pocos los
profesionales capaces de discernir ante qu� tipo de proceso patol�gico se
encontraban. Actualmente, la incidencia en Espa�a es equiparable al resto de
los pa�ses desarrollados -se estima que s�lo la enfermedad de Crohn ha
multiplicado por cuatro su frecuencia en los tres �ltimos lustros-.
�Qu� ha ocurrido? A juicio del doctor Abreu, el crecimiento de la enfermedad ha
ido parejo al incremento de la calidad de la asistencia m�dica. Seg�n dice,
�cuanto mejor ha sido la formaci�n del m�dico, m�s casos han ido apareciendo�.
Apoya su teor�a de un posible infradiagn�stico en otro hecho: �El diagn�stico
de la ignorancia�. Durante muchos a�os y, a�n hoy, muchos pacientes se van de
las consultas pensando que lo suyo es una enfermedad de los nervios.
El mismo doctor Crohn, el especialista norteamericano al que la enfermedad debe
su nombre, pens� en un principio que se encontraba ante un proceso
psicosom�tico. �Es cierto -explica el especialista de la Cl�nica Puerta de
Hierro- que estos pacientes sufren frecuentemente depresiones porque estamos
hablando de una enfermedad cr�nica con unos s�ntomas nada agradables. Se puede
decir que el estr�s y la ansiedad coadyuvan en la EII, pero la relaci�n no es
tan estrecha como para correlacionarla con la aparici�n de un brote agudo�.
En Estados Unidos, el inter�s por la EII se dispar� en los a�os 50 gracias a la
intervenci�n del presidente Eisenhower, enfermo de Crohn, que don� dinero para
la creaci�n de una Fundaci�n para la investigaci�n y divulgaci�n de estas
entidades patol�gicas.
En Espa�a, parte del inter�s y la difusi�n se deben, tambi�n, seg�n reconocen
los especialistas dedicados a la EII, a la militancia esforzada de otro enfermo
de Crohn, el holand�s Gustavo Le�n Pecasse, especialista en Medicina Interna
del Hospital Universitario de M�laga, ahora jubilado, y art�fice de la creaci�n
de la Asociaci�n Nacional de Enfermos de Crohn y Colitis Ulcerosa
(95/223.48.10).
La hip�tesis del desconocimiento no da, sin embargo, respuesta a otros
interrogantes. Si bien las distancias se van acortando, hasta no hace mucho la
EII era m�s frecuente en las sociedades del norte que en las del sur y m�s
habitual en zonas urbanas que rurales. Para algunos, se trata de una enfermedad
de la �nueva sociedad� y de los nuevos h�bitos. Gonz�lez Lara subraya que entre
las mujeres se ha constatado �un incremento m�s llamativo� entre las
consumidoras de anticonceptivos orales y fumadoras, si bien la asociaci�n del
tabaco a la EII es peculiar. Mientras que fumar se considera un h�bito negativo
para los enfermos de Crohn, para los de colitis ulcerosa, el tabaco puede
mejorar la evoluci�n de la enfermedad y en otros pa�ses se utilizan los parches
de nicotina como terapia.
Como reconoce Abreu, a los m�dicos este hecho les sit�a ante una dif�cil
tesitura: �No podemos inducir a los pacientes con colitis ulcerosa a fumar
porque es nocivo para la salud en general�.
.
Terapias
.
Tanto la colitis ulcerosa como la enfermedad de Crohn son patolog�as que cursan
con periodos de actividad e inactividad. Un paciente puede estar un a�o sin
s�ntomas para sufrir despu�s un brote que alterar� su estado general durante
meses. La terapia se adapta a cada una de estas situaciones y se dirige
fundamentalmente a paliar la sintomatolog�a en la fase aguda y a prevenir el
rebrote. Antiinflamatorios, como corticoides y aminosalicilatos, e
inmunosupresores conforman el botiqu�n contra la EII, aunque actualmente se
investigan adem�s algunos f�rmacos inmunorreguladores. La cirug�a, s�lo
curativa en la colitis ulcerosa, tiene unas indicaciones muy precisas y la
tendencia es extirpar lo menos posible, y cuando sea estrictamente necesario.
Hasta que la ciencia no desentra�e la inc�gnita que reside en el intestino,
trucos como el de la palangana representan la ayuda que, para algunos, no puede
brindar la Medicina.



 
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